Este post pertenece a Alan, mi supervisor en RADAR (lugar donde trabajo ocasionalmente). Por lo tanto, no critiquen mucho...mentira, hagan lo que quieran.

Salú!

Soy de Izderecha, sí, si ser de izquierda significa cumplir con el FMI, recibir a Bush, plantas de celulosa y concursos abiertos para nuevos cargos Municipales soy de izquierda, ahora, si ser de izquierda es el plan de emergencia, la reforma triburaria, la desprolijidad de los que nos representan en el parlamento y el quemar banderas de otros países soy de derecha.

La semana pasada fui a una entrega de premios de un conocido concurso literario, premiaban a un amigo y había canapés y Coca Cola, razones suficientes para asistir al evento.
Una prestigiosa crítica que era miembro del jurado, luego de dar un lindo discurso sobre lo importante de promover nuevos escritores y darle la oportunidad a nuevos talentos de ir haciéndose un nombre dentro del círculo literario, habló de que “eran un crimen los árboles que fueron cortados para publicar a Paulo Cohelo” y que “habría que quemar todos sus libros.
¿Me gusta Paulo Cohelo? No, lo detesto. Pero hay que evitar caer en el discurso facilista de “Onetti es excelente, Benedetti en su primer época es bueno, el Código Da Vinci es una mierda popular, Paulo Cohelo es para la gilada, Gran Hermano es basura, es ver a 18 vagos encerrados en una casa haciendo nada, Tinelli es un desastre que siempre hace lo mismo y ya aburre”. Ok, respetable, hasta entendible, ahora, no le falten el respeto a la gente, no me falten el respeto a mi. Día a día el público elije Gran Hermano, Tinelli y se agotan varias ediciones del Código Da Vinci. No hacen records de audiencia el History Chanel ni el Discovery ni venden millones de libros esos autores “intelectuales” a los que tanto admiran. La gente quiere distraerse, pasar un buen rato, yo no busco que Gran Hermano me deje grandes conocimientos sobre filosofía mundial y cultura de las letras, yo busco esparcimiento, divertirme, distraerme.
Son programas y libros leídos por ignorantes incultos y por grandes profesionales. La tele y los libros son negocios. Si vende es bueno, sino no. Detesto Cohelo, pero aplaudo que haya podido vender millones de libros, vendió, es bueno. Por lo menos si lo hablamos desde el punto de vista del negocio, el contenido es discutible.
Pero, si Paulo Cohelo y Dan Brown lograron que mucha gente que pensaba que los libros muerden hayan perdido horas de su vida en acercarse a la lectura es un paso, un buen paso, que sirva para agarrarles el hábito y después le vendemos buenas cosas.
No hay que quemar a Cohelo, no hay que putear a Gran Hermano. Es la tele, es un libro. Es un momento en que uno se olvida de los problemas. Afuera están las drogas, el mundo real, las penas del día a día, los malabares económicos y la desastrosa sociedad en la que vivimos. Promovamos eso, los enemigos están en otra parte.